domingo, 22 de marzo de 2015

Entre sábanas

Estoy nadando entre las sábanas 
como un bebé que toca el agua,
como un pincel,
cargado con óleo,
que decidido plasma una idea sobre el lienzo.
No sé qué aguardan las profundidades
ni si la náusea de Sartre me espera en cada espejo.
Escucho al viento colarse por las rendijas de la ventana,
veo pasar los tranvías.
Las farolas de afuera dibujan sombras con nuestros cuerpos.
En la selva todo es verde menos el tigre.
La luz de los coches entra por el bajo de la puerta.
¡Cómo una letra puede cambiar una intención!
A veces no basta solo con querer.
¿Dónde está el límite de la cordura? ¿Está loco aquel que no aspira a nada?
Yo solo quiero estar aquí, ahora,
en esta cama.
"Algún día me echarás de menos" me dice.
"Lo sé, ya lo sé". 

domingo, 8 de marzo de 2015

En el bosque

Oigo las pisadas de un caballo
golpeando las piedras,
aplastando ramas,
a lo lejos en el camino.
Los árboles no dejan ver el sol.
Los pájaros huyen asustados.
Una sombra viene
desde el fondo del bosque.
Se escuchan gritos de dolor
de gente perdida.
Las flores miran hacia otro lado,
el sol se oculta,
Los leñadores, que golpean con fuerza
los viejos troncos, 
paran de talar.
Y entonces llega,
cabalgando sobre un pura sangre
de color negro,
una mujer de piel blanca,
y cabellos rubios.
El caballo resopla agresivo,
mientras ella mira 
con sus ojos azules,
y no sé que ven los leñadores
en el reflejo de esos zafiros
pero sueltan las hachas
y corren, despavoridos,
sus respiraciones cansadas
chocan contra el silencio,
pero no se escapan,
nadie consigue escapar de ella.
Entonces, cuando no queda nadie,
se baja del animal,
y sus pies descalzos
se mezclan con las hojas secas
y la savia de los árboles.
Y con su mano
acariciando el hocico de su montura,
se va acercando poco a poco hacia mí.
Delante, suelta al caballo,
y juega con mi pelo.
Me besa y luego eleva la cabeza mirando a la Luna
y entonces veo como el reflejo en sus ojos
hace parecer que es de día.