era perseguido por la ley y el amor.
El vecino entra en casa,
su mujer está con otro hombre
y se escuchan gritos.
Solía desangrarme en un callejón,
mientras nacían flores de sangre
en el puñal de mis errores.
Resuena un tronar de estrellas, golpes de cinturón,
hasta el portazo final
y el encender del motor.
He sido malo,
hasta el cura de mi iglesia
dispara al verme.
Calma en el hormigón.
Reluce el cristal
con la caída del sol.
Hombres con palas
entierran su amor
en la montaña.
no se oyen llantos,
y los perros del barrio han empezado a ladrar.
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