martes, 27 de diciembre de 2016

Los mensajeros de la verdad

Esta noche no hay azar
ni desgracia que afecte a las estrellas,
solo semillas que florecen en sueños
y un par de cristales
que retienen la alegría.
Un lobo pasea solo
entre hojas secas y cáscaras de lágrimas.
Recuerdos llenan las basuras,
cigarros iluminan la noche.
La vida se mantiene
entre ramas y arterias.
El vacío se llena
y piedras son lanzadas a las farolas.
El veneno
se introduce por mi oreja.
Sin filtro de temer,
me arrojo en la tierra
para convertirme en ella.
Soy un esclavo en libertad.
Un destello de luz
y unos ojos que retozan miedo.
Cuando cierran los bares,
las salas de fiesta
y los taxistas vuelven a casa,
seguimos aquí,
sosteniendo el pilar que no sostiene nada.
Y cuando aparecen las palabras:
"esto es vida",
llevadas por un mensajero de la verdad,
agarro mi botella y la lanzo al frente
para escuchar cómo quiebra el cristal.
Luego respondo:

"esto también".

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