viernes, 19 de mayo de 2017

Una historia de carretera

(Este poema huele a gasolina)


Rodando rodando
mis ruedas giran tan rápido
que mi coche va volando.

El aire es asfalto,
la carretera se derrite con mi paso,
tengo un tigre encerrado en el capó.

Cuatro moteros persiguen mi apocalipsis,
no tengo el tique
para devolver este beso robado.

!Párate o disparamos!, gritan
mientras me enciendo un piti
acelerando en la autopista a mi fin.

Rodando rodando
mis ruedas giran tan rápido
que mi coche va volando.

Dos luces me persiguen
como la vida y la muerte
maldiciendo por el megáfono.

Las balas comen retrovisores
y un bloqueo de oceánico azul
me obliga a ser grano y trigo.

Atropellados los cultivos,
el granjero blande su escopeta
mientras relincha su caballo.

Rodando rodando
mis ruedas giran tan rápido
que mi coche va volando.

Mi zapato ya toca el asfalto
después de tanto acelerar
dirigiendo la caravana del humo.

La interminable autovía,
llena de dioses de carretera,
siente su final, al igual que yo.

Recita mi motor
la última poesía
del acantilado y la interminable autovía.

Rodando rodando.


No hay comentarios :

Publicar un comentario