martes, 6 de octubre de 2015

Credo

Yo no creo en el dinero,
ni en la política 
ni en mujeres imperfectas.
Tampoco creo 
en la búsqueda del amor
tras el paso 
por todas las camas.
La televisión hace creer,
la Iglesia hace creer.
Yo no creo en nada,
los medios de comunicación deben arder,
las iglesias deben arder.
Poetas y escritores beben en casas ajenas,
dan caladas y beben en casas ajenas.
Un cadáver lleno de vida
pasea por la avenida del frío,
con las manos y las ideas congeladas.
¿Quién pinta la línea que separa 
el orgullo del amor propio?
Ven si estás enamorada de otro,
si ya no puedes amar con tu corazón roto.
En este abismo,
cualquier mujer es perfecta.
Lo increíble de todo,
es que son las palabras
las que enamoran,
y son solo letras.
Lo que calla el bolígrafo,
lo escriben los amantes.
Y esa clase de literatura 
si que vale la pena leerla.

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