domingo, 30 de agosto de 2015

Miedo de una conversación muda

Hay que querer más,
sin tener que pagar cuenta.
Pero es tan difícil,
en este mundo,
donde la educación competitiva
no es más que un arma de destrucción.
Estoy buscando a alguien de interés
en un bar vacío de la ciudad.
Todo mi hogar
ha desaparecido,
y antes de dormir,
dejo la ventana de mi habitación abierta,
por si quieres entrar,
por si te apetece hacerlo.
Pero nunca lo haces,
y cuando despierto,
la ciudad de las farolas y las sirenas de policía 
se ha reducido a cenizas.
Y sé, que estás enamorada
de la vida y sus regalos,
y que por eso, nunca seré tu amor.
Pero si me dejaras besarte,
con fuerza,
mientras nuestros cráneos desaparecen como arena con el viento.
Si me dejaras decirte lo importante que eres,
estoy seguro que los soldados
no dispararían más contra las flores.
Pero la mala fortuna es mi mujer,
y no quiere saber nada de mí.
Cada vez que camino
por una carretera vacía,
te veo al final,
como un oasis 
para mi alma.
Y cuando estoy cerca,
mis labios se despegan
para decirte todo lo que han callado
millones de amantes 
a lo largo de los siglos,
y tú,
desapareces.
Y te busco como loco,
en el alcohol,
en las drogas,
en maniquíes de escaparate.
Nadie sabe dónde estás,
y dada mi mala suerte,
solo te veo o cuando no estoy mirando
o cuando me llevan esposado 
en un coche patrulla.
Y grito dentro del coche,
mientras tu caminas por la calle,
pisando sin miedo.
Pero yo si tengo miedo,
miedo de que el amor y yo
nunca volvamos a hablarnos.

No hay comentarios :

Publicar un comentario