A veces al destino
hay que pagarle con la misma moneda.
La última bala del revólver.
¿De verdad crees
que dejaremos de ser desconocidos que conocen sus nombres?
¿De verdad crees
que esta guerra no acabará con nuestro amor?
Lo siento por hacer trampas
en un juego que no tiene reglas.
¡Qué sabrán las flores de nosotros!
No hace el tiempo justicia
de los amantes escondidos.
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