Siento la flor y su flor
nace entera en mi cuerpo.
Sempiterna es la aurora
en la resurrecta noche.
Albea el alba y su luz,
el gran salón desafía
el solitario horizonte.
Por fin he llegado a casa.
Melodioso placer,
manjar supremo.
El caballo aguarda
la llamada de Odín.
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