Y desperté solo en la tienda,
en plena noche estrellada,
mi mujer e hijos desaparecidos.
Tras ataviarme un hombre me esperaba.
Aguarda en silencio su sombra,
contemplándome, como si me conociera.
Y entonces salieron de su boca
las nacaradas palabras que decían
¿Qué pibe, estás buscando bronca,
vamos pal piche o qué?
Una lucha que duró hasta el alba
y entonces, en un movimiento maestro
dislocó mi cadera de su sitio.
Me dio la espalda
mientras mi cuerpo calentaba el suelo.
Se alejaba el visitante y le dije
¿Adónde vas?, no hemos terminado aún.
Estás hecho polvo, pibe. Pero puedes estar orgulloso, Israel.
Socio, yo soy Jacob
Si yo te digo que eres Israel
eres Israel, es que no sabes quién soy.
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