lunes, 21 de noviembre de 2016

Recuérdame el camino


Noches han pasado
de agravios e infortunios,
Noches de comisaría
en las que un abogado de oficio,
era la mejor compañía.
Noches de buscar a Dios
bajo la luz de las farolas,
mientras una cualquiera
buscaba besos con su boca.
Y es que es el tiempo
el enemigo de la carne,
y es el olvido el remedio
para los sentimientos.
Porque si algo soy,
es Dios,
pero no de oros ni de maderas,
de huesos y recuerdos.
Y sí el universo se expande
mi destino no lo hace,
y sigo pisando tierra,
que respira y muere.
Nunca creas todo
lo que enseña la televisión,
como tampoco creas mucho
lo que enseña el espejo.
Así que cariño,
recuérdame el camino a tu cama
y recuérdame cómo te llamabas
porque de ti no tengo memoria.

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